V I V E
Hace
ya un tiempo casi todos mis post han sido de lo que se enfoca el blog; pero,
tengo días donde quiero algo distinto, donde quiero huir de todo lo que
raramente a diario hago. A veces, solo necesito una hora para cambiar
radicalmente el post y lo mejor de todo esto y lo que me hace apostar por mis
locas ideas es mi cómplice, de la que siempre les hablo, Lucelia Samillán.
Recuerdo
perfectamente estas fotos. Era una tarde con un sol alucinante, nada de viento,
donde no quería maquillarme, mucho menos
peinarme. Quería que sea algo muy yo, que se noten las millones de pecas que
tengo en la cara, los lunares incontables que me rodean, los 4 agujeros que
tengo en una sola oreja, ah, y como amo llevar siempre las uñas pintadas.
En
la mano derecha llevo una sortija de corona, que me regalaron hace unos 7 años,
y un denario; en el brazo izquierdo tres pulseras muy especiales, me atrevería
a decir que son de personas a las que nunca olvidare, esas personitas que me
hicieron muy feliz.
He
aprendido que hay días malos. Yo los llamo "días de puente". Aquellos
días en los que sientes ganas intensas de meterte en tu cama y despertar 100
años después; pero, de pronto aparece algo, un algo que solo con el tiempo lo
entiendes, ese algo que te hace ver la vida distinta, que te tira un par de
cachetadas y te hace sentir que hay más días buenos, días en los que solo ríes,
ríes y vuelves a ser feliz.
Hoy
quiero que todos soltemos nuestros días de puente y empecemos a sentir nuestros
días de felicidad. Esos días donde
arrancamos todo lo malo de nosotros, esos días
donde amas tus defectos y cicatrices, donde arrancamos nuestras
tristezas y dejas la cama y los pañuelos. Siente lo que haces, vivamos a
diario, ve a la persona que tienes a lado y dile cuanto la amas o cuanto la
extrañas, escribe ese mensaje que nunca pudiste, cocina un bowl de cancha y ve
tu película favorita, haz lo que te haga feliz.
Demuéstrate que la vida es solo
una, apuesta por ti y por la gran persona que eres.
Una
cosa les voy a decir: no va a ser fácil, no. Muchas veces viviremos días largos
e infinitos. Otras tantas veces tardaremos en llegar. Pero, una cosa les puedo
asegurar: va a ser la felicidad más plena y bomba de la vida.
Ya
está aquí, lo noto. Ya sale de mi estómago, sube por mi pecho, escala por la
garganta y roza mis labios: ¡V I V A M O S!
Marcia
T.
FOTOGRAFÍA: Lucelia Samillán
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